martes, 26 de octubre de 2010

Celebración de la Fiesta en honor de la señora Santa Ana

En la villa de Abanilla, de la Orden de Calatrava, día del señor Santiago, a veinticinco días del mes de julio de mil quinientos y sesenta y seis años, estando en la iglesia de dicha villa, reunidos y convocados para este efecto, el muy magnífico señor general rector Gerardo Ramírez, gobernador de la villa, y Juan Bela y Pedro Peñaranda, alcaldes ordinarios, y Antón Lifante, regidor, y notario Ramírez, jurados y otras muchas personas, acabada de oír la misa mayor, que se había dicho aquel día y estando presente el muy reverendo y magnífico frey Bernabé de Alcázar, rector de la dicha iglesia, y el dicho señor gobernador, por cuanto nombraron que el Concejo y particulares de esta dicha villa, por la gran devoción que todos tienen en la señora Santa Ana, madre de Nuestra Señora La Virgen María y para que ella les sea intercesora con nuestro Señor, en guiarlos en todos sus hechos y en darles bienes temporales, tenían deseo y voluntad el guardar su fiesta.
Preguntado a los dichos alcaldes y regidores y Concejo y particulares diciendo “¿prometéis en manos del señor rector, que está presente por vosotros y por vuestros descendientes, a vos el Concejo y universidad, guardar perpetuamente de aquí en adelante el día y fiesta de la señora Santa Ana?”. Y todos y cada uno por sí respondieron que prometían y prometieron de guardar la dicha fiesta perpetuamente por ellos y sus sucesores y descendientes, y así lo juraron por Dios y por la señal de la cruz, que cada uno hizo con la mano derecha, y el señor rector, en nombre de la Iglesia dijo que acataba y aceptó la dicha promesa y juró.
Y para que todo lo susodicho con esta y la dicha fiesta sea guardada inviolablemente, la guía del ante conforme del dicho voto y promesa del dicho Concejo y particulares, el dicho señor gobernador mandó que se asentase por causa en los libros de la iglesia y del Concejo, siendo presentes por testigos Francisco Vidal y Fernán Gómez y Diego Pérez, de la dicha villa, y el dicho señor gobernador firmó. Presentes doctor Ramírez, frey Bernabé de Alcázar. Miguel Vidal.

Legajo existente en el Archivo General de la Región de Murcia. Protocolo nº 9.085. Actas del Concejo de Abanilla. Trascripción efectuada por Alicia Sánchez y Camino Arias Muñoz, publicado en el libro “Abanilla. Historia de su Parroquia”, en 2003.

CONVERSIÓN Y BAUTIZO DEL MORO.

CONVERSIÓN Y BAUTIZO DEL MORO. Batalla de Santa Ana. Medio año festero.
Texto adaptado en versión libre por el cronista oficioso de Favanella.

Desarrollo.- Tras el simulacro de la batalla de arcabucería,  dos cristianos conducen preso y con las manos atadas al rey Moro, ante la presencia del rey Cristiano, frente a la ermita de Santa Ana.

Rey Cristiano:
¡Detente osado impío!
que si tuviste el valor
de ser tan atrevido
a desafiar a cuantos
defendemos la fe de Cristo,
no te puedo permitir
en tan bárbaro designio,
presentarte ante mí
en este sagrado recinto,
pues bautizado has de estar
y creer en Jesucristo.

En esta ermita que ves
están su madre y abuelos
y su sagrado Corazón
que es divino consuelo.
La Reina del Cielo, su Madre,
y de los ángeles divinos,
limpia está como el cristal
que el sol atraviesa cautivo,
quedando sin mancha alguna
como si no hubiese parido.

Y su cuerpo inmaculado
incorrupto y dormido,
por arcángeles alados
al Cielo fue subido.
Que la gloria eterna
del cristiano es el paraíso,
en el que forman terna:
La Madre, el Padre y el Hijo.

Rey Moro:
Me estás convenciendo, cristiano,
además de haberme vencido,
que con tan claros argumentos
de Cristo ya soy cautivo.
Llévame presto al bautismo
que mi alma quede limpia
y en paz con Jesucristo,
pues cada instante que pasa
se me antoja un siglo.

Y a vos sagrada María
humilde perdón os pido
por la terquedad de la lucha
en los años que llevo vividos
y confesándome cristiano,
digo: ¡Viva Cristo!

Rey Cristiano:
Para poderte bautizar
todo lo tengo previsto
y ya que esperas la fe
abrázame como amigo.

(Se abrazan los dos efusivamente)

Luz y gloria de paganos
que de ti espero un caudillo,
para engrandecer la cristiandad
y defender a Jesucristo.

Y a vos, sagrada María,
Reina del Cielo divino,
que con tu gran ayuda
a este sarraceno he convertido
a que profese la fe
en tu soberano Hijo.
Gracias de todo corazón
pues espero convencer,
con tu auxilio e intercesión
más moros que San Vicente Ferrer.

El ermitaño despoja al Rey Moro de sus atributos y le pone un ropaje cristiano. Le indica para que se postre de rodillas y con el agua que lleva en su calabaza de peregrino “lo bautiza”.

Ermitaño bautizándolo:
Yo te bautizo en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y tu nombre de “Mojamé”, lo cambiarás por  “Chindasvinto”.  Amén.

Rey Cristiano:
Sarraceno convicto
que antes me guerreabas
y ahora eres mi amigo,
acompáñanos a la ermita
de los abuelos de Jesucristo.

La comitiva, reinas, damas y demás  personajes de esta comedia se dirigen al interior de la ermita, depositando  las flores en el altar.

Ermitaño:
Señora Santa Ana
Abuela de Jesucristo,
aquí tienes a un moro
bautizado y convicto.

Rey Moro:
Creo en Dios Padre
y en Jesucristo, su Hijo,
en su Santísima Madre,
en su Cruz gloriosa
y en el Santísimo Espíritu.

Ermitaño:
Como prueba de estar convicto
vino has de beber,
sin guiños ni ascos hacer
porque es la Sangre de Cristo.

(Beben vino los dos)

El rey Moro abre el cofre y hace entrega de la Santa Cruz al ermitaño:

Rey Moro:
Como señal de gratitud
y en prueba de buena fe,
te devuelvo la cruz
que de Mahoya me llevé.

El Ermitaño coge la cruz con las dos manos y la eleva para que todos la vean, girándola de derecha a izquierda y de arriba a bajo. La pasa a besar a todos los personajes, terminando por las reinas y damas. La coloca en su sitio.

Rey Cristiano:
Te damos gracias Señor
por la victoria de nuestra parte
y cada tres de mayo
de aquí en adelante,
llevaremos sin desmayo
la Cruz por estandarte.

(Aplausos del público)

El juglar y los músicos:
¡Oh cruz sagrada y dichosa!
que alzaste al Hijo de Dios,
oye la plegaria sencilla y piadosa
de este pueblo que adora al Redentor.

Cristo salvó al género humano
con su divino amor.
Tú has triunfado en el mundo pagano
y campeas con todo esplendor.

Esta corte de beldad y armonía
como luceros de mágica luz,
son flores de dulce ambrosía
que en mayo glorifican a la Cruz

Y estas jóvenes con su belleza
que nuestra fiesta representan,
son los efluvios de la lindeza
de Favanella y su huerta.

¡VIVA LA SANTA CRUZ!

A continuación las reinas y damas leen sus versos.
Se agradece al público su presencia.

FIN


Remitido por E.Marco

MEDIO AÑO FESTERO 2010

MEDIO AÑO FESTERO 2010
Sábado 16 de octubre
Introducción
En este lugar tan santo
pidamos a la Abuela y a María,
que nos protejan con su manto
a toda la feligresía.

Y antes de que se ponga el sol
le vamos a rendir homenaje,
a un poeta pastor
llamado Miguel Hernández.

Las reinas y damas lo hacen con versos de su poema “La campana y el caramillo”:
1.- Dama Mora
En la ermita campesina
oro en caldo, a la mañana,
echa, fina,
la campana.

2.- Dama Mora
Cuando en ella da la brisa,
dice presta:
¡Pasa a prisa!
¡Pasa a prisa, que hoy es fiesta!

3.- Reina Mora
Cuando el cohete ganas vierte
en la brisa, dice presta:
¡Truena fuerte!
¡Truena fuerte, que hoy es fiesta!

4.- Reina Cristiana
Cuando suena, con sordina,
el tambor, exclama presta:
¡No retumbes! ¡Trina! ¡Trina!
¡que hoy es fiesta!

5.- Dama Cristiana
Cuando la dulzaina pita
suavemente, dice presta:
¡Aún más alto! ¡Grita! ¡Grita!
¡que hoy es fiesta, que hoy es fiesta!

6.- Dama Cristiana
Y bajo el callado brillo
de un astro que tremulece,
del pastoral caramillo
el armónico aire crece.
A continuación vamos a recitar su poema RECONQUISTA, escrito en 1930, el cual rememora la leyenda de “La Armengola”, sobre la epopeya de la reconquista de Orihuela:

Narrador (E. Marco)
Aben-Mohor, en el castillo ingente
del cual es él alcaide omnipotente,
advierte que la invicta
y católica prole de Orihuela
a sus tiranas leyes se revela,
y esta sentencia irrevocable dicta:

Alcaide Moro (J. A. Gálvez)
¡OH, mi guerrera y valerosa grey…!
Pues no quieren acatar mi ley
esos tigres, vergüenza de Mahoma,
¡matadlos! y mostradme sus despojos
antes que un día nuevo vean mis ojos
la luz dorada que en oriente asoma…
¡Que no quede uno sólo con la vida
de esa rebelde raza aborrecida
que mi maldición es y mi desdoro!

Narrador
Esto dice feroz el agareno
e impávido y sereno
húndese en su sitial de seda y oro.
¡AY, pueblo de Orihuela! ¡Cómo ignoras
la horrible trama que las furias moras
han concebido para disolverte!
¡Cómo vives ajeno de trastorno
sin ver que de ti en torno
su vuelo funeral alza la muerte…!
Mas no; que una hija tuya fiel y hermosa,
altiva y valerosa
cual la misma Leona de Castilla,
que del infante del visir malvado
ha tiempo está al cuidado,
advertida del plan, que maravilla
le causa al par que espanto,
otro ella peregrino en su quebranto
idea, acepta, traza
y lo emprende con tino y diligencia
del alcaide acudiendo a la presencia,
decidida a salvar su noble raza…

Armengola (Arantxa Están)
¡Señor! Diz que exigiste que perezcan
las oriolanas gentes cuando crezcan
las sombras y florezcan las estrellas;
¡por Mahoma que está bien que lo exijas!
Más ¿dejarás morir a mis dos hijas
y a mi esposo con ellas…?
¿Permitirás que quede triste y sola
la infeliz Armengola…?
¡OH espejo de Alá a quien mi voz dirijo,
no acepte tal tu espíritu sereno!
Recuerda que con sangre de mi seño
medrando está tu hijo…
Si lo olvidas, señor, si ves con calma
que pierdo lo que es el alma de mi alma,
no te extrañe si al puro fulgor blanco
con que la aurora los espacios llena,
ves desde una alta almena
mi cuerpo en los abismos de un barranco…

Narrador
Esto dice a los pies del moro en tanto
que brillante de llanto
entre las manos la mejilla esconde;
y el moro, tras mirarla un breve instante,
pausado y arrogante,
sin ver que se traiciona, le responde:

Alcaide moro
¡Por Mahoma, que más no has de apenarte!
Parte en buena hora hacia tu choza, parte
y conduce hasta aquí tu tribu amada:
mas…júrame antes, jura
que por tu boca sonrosada y pura
los sentenciados no han de saber nada…

Armengola
Yo os prometo ¡OH señor! Que por mi boca
nada sabrán

Narrador
En su alegría loca
que ahogar procura, exclama con firmeza…
Sale; abandona el sólido castillo,
desciende al arrabal, y su sencillo
plan, animosa con su gente empieza.
Avisa al hijo del monarca santo
que en la ganada Murcia se halla; en tanto
apresta a su oriolana brava gente
a la lucha como un segundo Marte,
y al castillo con tres valientes parte,
tres disfrazados convenientemente…
La noche ya ganó la excelsa altura
y los cuatro deslizándose en la oscura
sombra con precauciones bien prolijas
hasta la entrada de la fortaleza…
¿Quién va…? (dice una voz con aspereza)

Armengola
¡La Armengola y sus hijas!

Narrador
Sin advertir el moro lo postizo
tiende apresto el puente levadizo
para que la heroína pasar pueda:
y es él el que primero
al ancho filo de un cortante acero
por la montaña atravesado rueda.
De los tres oriolanos precedida
atraviesa salones la atrevida
e iluminada hembra:
y cual el huracán que se desata
aquí hiere, derriba allí, allá mata
y en todas partes el espanto siembra…

Cuando el alba rompiendo los cendales
dé sombras en los diáfanos cristales
del cielo muestra su fulgor divino,
 vese cómo tremola mansamente,
sobre almena insolente
“El lábaro triunfal de Constantino”.

Es la señal que aguarda Alfonso el Sabio,
que con trémulo labio
a su huestes que lleguen les ordena
a la ciudad, donde los ya vencidos
moros, lanzan rugidos
de rabia, de odio y pena.
Y llega a la ciudad el regio infante;
y cuando ante sí tiene a la arrogante
mujer, por lo que el lábaro tremola
triunfal, le grita a la oriolana gente:

¡De Teodomiro digno descendiente
eres…! ¡Pero más digna, tú, Armengola!

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A continuación, nuestro párroco don Juan Matías, que en mayo fue nombrado por la Mesnada de Calatrava “Vicario General Castrense”, hace la presentación a los Santos Abuelos y a La Virgen, del niño José Javier Tenza Sebastián.

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Remitido por E.Marco

DE ANIVERSARIOS Y CENTENARIOS


            Imitando al escritor de novelas históricas y miembro de la RAL, A. Pérez-Reverte, puedo decir y digo, que cualquier día que amanece se puede celebrar el centenario de algún acontecimiento o el aniversario de cualquier gilipollez. Tomando como base la historia documentada lo anterior viene a cuento porque, al parecer, últimamente estamos necesitados de cualquier excusa, cuanto más peregrina mejor, para basar nuestras actividades lúdico-festeras, es decir, para justificar nuestros jolgorios. Por tanto, creo conveniente hacer una relación de aniversarios y centenarios pendientes de “celebrar”, si el tiempo no lo impide, la economía lo permite y a las autoridades civiles, militares y eclesiásticas les cuaca para sus tejemanejes:
-         2011.- VI Centenario de la predicación de San Vicente Ferrer en Abanilla y el 450 aniversario de la bendición de la ermita de San Sebastián y San Roque. Además del 680 aniversario de la muerte de don Guillén de Rocafull y Gil, señor de Abanilla y el XX aniversario de la muerte del Pregón en el Balcón.
-         2012.- III Centenario de la consagración del templo parroquial de San José, declarado BIC, y el 250 aniversario de la construcción de las Casas Consistoriales, la del escudo de Fernando VI.
-         2013.- IV Centenario de la expulsión de los moriscos; el 530 aniversario del primer Fuero dado a la villa por la Orden de Calatrava, o sea, la Carta Puebla, así como el 40 aniversario de las fiestas de Moros y Cristianos actuales.
-         2014.- I Centenario de la construcción del Cementerio Municipal de San José; el 650 aniversario del paso del rey de Aragón, Pedro IV El Ceremonioso, por esta villa; el 580 aniversario de la pertenencia de Abanilla a la Orden de Calatrava y, he aquí el dilema, el 450 aniversario de la primera referencia escrita sobre la existencia de la cofradía de la SANTA-VERA CRUZ. Así mismo, se cumple el 75 aniversario del actual “Lignum Crucis”.
-         2015.- El 650 aniversario de la pertenencia de esta villa a la Corona de Aragón.
-         2016.- El 850 aniversario de la pertenencia de Abanilla a la Orden de Santiago y el 450 aniversario de la institución de la fiesta de la Señora Santa Ana.
-         2017.- I Centenario del puente de sillería sobre el río Chícamo.
-         2018.- 420 aniversario de la celebración de la fiesta de Moros y Cristianos en honor de San Roque, en esta villa.
-         2019.- XX aniversario del decreto de aprobación, con el informe negativo de la Real Academia, de la bandera pendonera de la villa y corte del escudo fernandino.
-         2020.- VI Centenario de la razzia de los moros granadinos sobre la huerta de Abanilla.
-         2021.- 330 aniversario de la muerte de la beata incorrupta María Alvarado.
-         2022.- ¿…? Centenario de la aparición de la Santísima Cruz y el VI Centenario de la primera ordenanza dada a la Aljama por Rodrigo de Avellaneda y Rocafull.
De momento considero suficientes las celebraciones reseñadas y le dejo el turno a otros eruditos, considerando, por mi parte, que lo único que debemos hacer es celebrar lo que se considere oportuno dentro del contexto histórico documentado hasta el momento, porque el refranero español, que suele ser una fuente inagotable de sabiduría popular, dice así: Cuanto más pedante e ignorante, más arrogante se suele ser.

E. Marco, cronista oficioso de Favanella.

DATOS HISTÓRICOS SOBRE LA FIESTA DE SANTA ANA Y SU ERMITA


  • En 1566, el 25 de julio, festividad de Santiago, el concejo acuerda celebrar en lo sucesivo la fiesta en honor de la señora Santa Ana, madre de Ntra. Señora la Virgen María, para que ella les sea interceptora con Ntro. Señor, en guiarlos en todos su hechos y en darles bienes temporales. Página 240 del libro de la Historia de nuestra Parroquia.
  • Tras el concilio Vaticano II se produjo la reforma del santoral y la festividad de San Joaquín, que se celebraba el 17 de agosto, se unió con la de Santa Ana, el 26 de julio.
  • La ermita de Santa Ana de Abanilla se terminó de edificar en 1604, a cargo del concejo, pero no se tiene la certeza de que fuera en su actual emplazamiento, posiblemente en la Huerta, según los datos especificados en dos testamentos del año 1596. (Véase Historia de Abanilla, de Musá Ben Nusayr y el capítulo IV del libro de la Parroquia). En el siglo XVIII, ya se especifica, inequívocamente, su actual emplazamiento. Desde su principio tuvo su ermitaño, con cargo al concejo, previa propuesta por éste y la ratificación del Obispado, (páginas 92 y 93 de la historia de la Parroquia). El aljibe que hay junto a la ermita lo adquirió el concejo en el año 1606.
  • La primera referencia que tenemos de la procesión de Santa Ana, en su ermita, es del año 1605, en la que consta que Juan Tenza cobró 32 reales por efectuar una danza, dando gracias por el buen tiempo que les había dado el Señor (página 240 del tomo I, de La Historia de Abanilla, de Musá Ben Nusayr).
  • En el año 1719, se relaciona que en la iglesia de Abanilla había un lienzo (pintura), de Santa Ana, proveniente de su ermita. También se reseña que en la iglesia de San Benito había una campana procedente de la ermita de Santa Ana. La ermita de Santa Ana, en varias ocasiones ha estado en ruinas, con el techo volado. Sus enseres fueron depositados en la iglesia y en la ya desaparecida ermita de San Sebastián y San Roque (la de San Antón)
  • Desde el año 1942, en Santa Ana está la imagen de San Joaquín y desde 1986 la de la Virgen de Fátima. Actualmente también está la de San José, el que estaba en el retablo, adquirido por el Ayuntamiento en 1941, junto con un armonio, a Ramón Berteliú, de Olot, según el acta municipal del 07-04-1941.
  • Respecto a la forma en que se deben celebrar los eventos festivos, tenemos que remitirnos a las directrices emanadas del concilio de Trento (1545-63), que dicen lo siguiente: “la celebración de los santos o la visita a las reliquias, no deben verse pervertidas por el pueblo en fiestas ruidosas y alcohólicas, como si aquellas pudieran celebrarse con jolgorio y sin ningún sentido de la decencia”.
  • En los evangelios apócrifos, el llamado protoevangelio de Santiago, probablemente del siglo II, nos refiere que los padres de la Virgen María se llamaban Joaquín y Ana. Tenían una buena posición social pero llegaron a la ancianidad sin descendencia y en aquella sociedad de entonces la esterilidad era motivo de abochornamiento. Abrumados por este pesar no dejaban de pedir a Dios un hijo. Joaquín dejó a su mujer y se fue a la montaña con sus rebaños. Un día se le apareció un ángel a Ana y le dijo: “Ana, el Señor ha escuchado tu ruego: concebirás y darás a luz y de tu prole se hablará en todo el mundo”. Este relato parece un calco de la anunciación del ángel Gabriel a María, referido en los evangelios canónicos por san Lucas, pero es el único que hay.

Datos recopilados por E. Marco ( programa de fiestas Mahoya 2009)

viernes, 15 de octubre de 2010

EL PAÑUELO DE LOS PAJES


            Le llamamos pañuelo a una pieza cuadrada de lienzo o tela, con fleco a sin él, que sirve para diversos usos personales, como secarnos el sudor o limpiarnos las narices. Generalmente se distinguen dos tipos de pañuelos para los usos ya referidos: el de bolsillo y el de mano, según el lugar donde se lleve o guarde. En el ámbito militar la prenda antecesora del pañuelo fue un trozo de tela que llevaban los soldados colgada del cinturón y cuyo cometido era para secarse el sudor, limpiarse las manos, la boca y las narices. Los soldados croatas lo llevaban colgado al cuello.
            Lo descrito anteriormente se ciñe al ámbito de las prendas de utilidad práctica, pero en el entorno de los complementos que actualmente forman parte del bien vestir, y que generalmente carecen de utilidad, tenemos el pañuelo decorativo y la corbata. Al pañuelo decorativo se le han introducido labores de bordado (letras, figuras, flores, etc.), y el encaje de bolillos. Con el casamiento de doña Juana la Loca con Felipe el Hermoso, se produjo un importante intercambio de labores de bolillo entre los Paises Bajos y España, a través del ir y venir de la nobleza y los soldados de los Tercios de Flandes; incluso vinieron a la península artesanos que enseñaron e instruyeron en este oficio, asunto que ya he descrito en otras ocasiones, al igual que la influencia socio económica que produjo en nuestro país.
            El pasado 11 de noviembre tuvimos ocasión de ver en nuestra villa, a raíz de la celebración del I simposio de rodelas, pajes y volantes, la exhibición de estos personajes festeros de las distintas poblaciones en las que actualmente se conservan, luciendo en su atuendo decorativos pañuelos de encaje de bolillo, destacándose el que generalmente llevan en sus bastones. Los pajes abanilleros llevan dos: uno en el extremo del bastón y el otro sujeto a la cintura, en el lado izquierdo. Se da la circunstancia que los pañuelos  que han lucido los dos pajes de los capitanes del pasado año 2007, han sido elaborados por sus respectivas madres, que están aprendiendo a hacer encaje de bolillos en la “Asociación abanillera de la artesanía del bolillo”, que ofreció una muestra de sus labores en las fiestas pasadas, el 12 de mayo, dentro de los actos del día de nuestros mayores, invitadas por la Federación de Moros y Cristianos, a la que también asistieron  bolilleras de las cercanas poblaciones de Murcia, Santomera, Zeneta, Bigastro, Elche y  Torrellano.
            El hecho de que nuestros pajes exhiban dos pañuelos puede que se deba a una reminiscencia de las costumbres militares a las que representan, pues el de la cintura correspondería al que usaban los soldados para secarse el sudor y otros menesteres higiénicos y el del bastón como prenda decorativa. Sería un recuerdo singular y bonito que cada paje pudiera conservar, al menos, uno de los pañuelos de encaje que lleva en su indumentaria, debidamente enmarcado, como testimonio de su cargo festero, máxime si ha sido elaborado por algún familiar, amiga o conocida.
            Como anécdota histórica sobre el pañuelo en el ámbito militar, recordaré que entre los pertrechos que llevaban los soldados españoles durante las guerras de África del primer cuarto del pasado siglo XX, figuraba un pañuelo de considerables dimensiones, con los colores rojo y gualda. Además de servir para envolver a modo de atillo los objetos personales, con él se les cubría cuando caían en campaña. Los que regresaron sanos y salvos lo guardaban como testimonio y recuerdo de sus servicios a la Patria, y con él solían engalanar las ventanas o balcones de sus casas en los días de las fiestas mayores. Si hay legajos históricos que no tienen fecha de caducidad uno de ellos puede ser el pañuelo de los pajes, rodelas y volantes, sencillo testimonio de los que en pretéritos tiempos, para bien o para mal, dieron su vida en campaña.

Mª Ángeles Martínez Riquelme
Publicado en el programa de fiestas de 2008      

domingo, 26 de septiembre de 2010

¡ANDA YA!



            Habrán leído, los que leer sepan y quieran, que el presidente de la “Hermandá”, en su escrito del programa de fiestas de Mahoya 2010, en el último párrafo dice: Permitirme hacer una petición para todas las personas que no gozan de ella; que en estos días de fiestas de la Exaltación de la Santísima y Vera Cruz, les llegue a sus corazones la grandeza de la Humildad.
            A veces da la impresión de que algunos, siguiendo el ejemplo de los grandes cargos políticos, firman lo que le ponen delante, sin parar a considerar lo que firman. Y como hay cosas que por decoro, a estas alturas de la primera década del siglo XXI claman al Cielo, no puedo guardar silencio porque pecaría de indigno. Por tanto voy a enderezar entuertos, tal cual le corresponde a cualquier cronista que se precie en el cargo, aunque sea “oficioso”:
1º.- Sepan y entiendan los que entender quieran, que según en misal romano, el ortodoxo, el griego, el copto, el armenio, etc., excepto el de los palestinos marcianos, honoríficos, rimbombantes y capullíficos, que desde el siglo IV, los cristianos celebramos el 14 de septiembre la festividad de La Exaltación de la Santa Cruz, sin el Vera y sin la Santísima.
2º.- Cuando los despotrica diccionarios emplean machacona y “solemnemente” la redundante e innecesaria adjetivación de “vera”, ¿a qué vera se refieren: a Vera López; a Vera Meseguer; a Pérez Vera…por citar algunos?
3º.- ¿Por qué al final del referido párrafo escribe la palabra humildad con mayúscula? Que cada cual piense lo que quiera, pero algunos ya le han aplicado lo que dice un conocido refrán popular, que no populista: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces” 
4º.- ¿Y cuando dice en el referido párrafo “para todas las personas que no gozan de ella”, a qué ella se refiere: a la Santa Cruz, a la Santísima Cruz o a la Santísima y Vera Cruz? ¡He ahí la cuestión semántica de la exclusividad ortoprosódica!
5º.- Y no dejando pasar ciertas cuestiones de estas fiestas septembrinas, pregunto ¿La lentitud parsimoniosa de la procesión, que no romería, a quienes se la achacamos: a los carros no, por su ausencia; a los tiradores tampoco, pues tuvieron que frenarlos en varias ocasiones; a la del cetro, faltaría más; por tanto sólo queda la “oficialidad”, con los debidos respetos?
6º.- ¿Es que hay problemas por la falta de penitentes para llevar “la Cruz”? Después de copiar lo de “Vera” sólo queda ponerle ruedas, para equipararnos con Caravaca, porque hay que ser muy penitente para llevar más de 30 Kg. al hombro sin que peligre la salud física. Y el trono sí que pesa ahora más que cuando Conchita la del tío Cándido le ponía las flores, porque en aquellos tiempos no se le colocaban las esponjas empapadas de agua y el floripondio era, además de autóctono, más modesto Hay que adaptarse racionalmente a las circunstancias, que la burricie nunca ha sido signo de progreso, sino todo lo contrario. ¡Qué oportunidad están desperdiciando los hermanos fantasmas, para acudir a “llevarla”y ganar indulgencias!
7º.- Aprovecho la ocasión para saludar a todos los “corvilleros” y gritando a los cuatro vientos del desierto de la Palestina Marciana digo: ¡Vasta ya! ¡Tonterías las justas! Como le dijo un médico a un conocido carpintero de aquí: Me haga usted una cuña así de larga, señalándole la medida con los dedos. El carpintero midió y dijo: treinta y tres centímetros y medio. El cliente, todo serio, respondió: ¡ni un milímetro más!
            Perdóneme el respetable público que a bien tenga leer esta misiva, pues no digo todo esto en las asambleas por si no me dan la palabra cuando me corresponda, por lo del “reventón”; porque no me tome por irreverente algún despistado corresponsal o alguien de la clase cacical y pida que venga la Benemérita; o por si se les ocurre sentarlo en acta, tal cual, y lo emplean antagónicamente.

E. Marco, hermano de la Hermandad de la Santa Cruz de Abanilla, que no primo, y cronista oficioso de Favanella, para mayor gloria de los que gozan de Ella, la adoran el Viernes Santo y la veneran el resto del año, como mandan los cánones.    


NOTA.- He escrito vasta con v, que no con b, como en la ortografía civilizada corresponde, porque en tiempos de “Favanella” cada uno escribía (los que sabían escribir) según su ortografía, que es lo mismo que hacen VII siglos después algunos “alcaldes cortijeros”: Lo que les da la gana, interpretando la legislación vigente según le conviene a su gente, que no a sus gentes.

ENTRE LA TRADICIÓN Y LA PEDANTERÍA



            Escritores nada sospechosos de ateismo y proselitismo, como J. Barceló Roldán, han dicho lo siguiente: “Un cristiano ni tiene por qué, ni debe apoyarse en reliquias como sudarios, lignum crucis, paños de Verónica y otras tantas que la piedad, o mejor dicho, la superstición popular ha elevado a la categoría de documentos históricos concluyentes, cuando la verdad es que su veneración proviene de tradiciones y leyendas a las que el tiempo ha nimbado con una aureola místico religiosa, y nada más”.
            Además de lo que ya he escrito en otras ocasiones, citaré que el vocablo de Verónica no corresponde a ningún nombre de persona judía, griega o romana de la antigüedad, sino que deriva su significado de la contracción del nominativo “icono verdadero”, es decir, “vero icono”, procedente todo ello de una leyenda o cuento apócrifo de la Pasión del Señor. Por ello no debemos apoyar nuestra fe en las reliquias, y mucho menos en su posible autenticidad. La fe del cristiano, como dicen los Santos Padres, debe basarse en la doctrina y en el mensaje de Cristo a través de las enseñanzas del Evangelio, apoyándonos como alimento espiritual en su presencia “sacramental”, que no física, en la Eucaristía. Y digo física, porque científicamente se denomina “física” a todo aquello que se pueda contar, medir, pesar o detectar por medio de aparatos o procedimientos conocidos. Otros autores más sospechosos de proselitismo que el citado J. Barceló, dicen que creer en la autenticidad de las reliquias, en general, puede rayar en la subnormalidad. Hay que tener en cuenta que, por lo general, la osadía es la hija natural de la ignorancia. No hay que olvidar que de los dioses del Olimpo griego y romano, también se conservaban reliquias “auténticas”: El casco de Mercurio, el tridente de Neptuno, etc., incluso del barro con que se creó al primer hombre.
            La fe y la devoción mal entendidas no deben servir para emplear terminologías inadecuadas, pues la Santa Cruz es el símbolo del cristianismo. Como dijo Miguel Hernández en su poema Reconquista: “El lábaro triunfal de Constantino”. Debemos cuidar las expresiones, sobre todo las escritas, las que no se las lleva el viento, si no queremos caer en la pedantería. Pero también las verbales, sobre todo en actos festeros y discursos oficiales. La Santa Cruz es lo que es y ni en sentido figurado ni poético debemos considerarla nuestra madre que nos protege bajo su manto, porque le estaríamos quitando el puesto que por derecho propio tiene la Santísima Virgen. No olvidemos que la devoción sacada de contexto es un hazmerreír garantizado.
            Aparte de todo lo anterior, cada vez parece estar más claro, sobre todo para los que no nos andamos con chovinismos, que la devoción a la Santa Cruz en nuestra villa puede datarse entre 1622 y 1722, lo que nos hace partícipes de la veneración a las reliquias más significativas, las de la Pasión del Señor, lo que debe ser orgullo de los abanilleros, pero dentro del un orden religioso y civil, que no todo lo contrario. La leyenda más o menos increíble (casi todas las leyendas suelen ser increíbles), de la aparición o encuentro forma parte de nuestra idiosincrasia y de nuestra historia, por lo que no la debemos minimizar ni maximizar con otros intereses que no sean los meramente religiosos, porque de lo contrario caeremos en la irreverencia. La verdadera reverencia no consiste en hacer genuflexiones y parafernalias innecesarias. A propósito de esto, recuerdo que en la celebración de un medio año festero, no muy lejano, unas determinadas personas entraron en la ermita de Santa Ana y, desde el portal, empezaron a santiguarse y hacer genuflexiones, más que si estuviera expuesto el Santísimo. No es el mismo protocolo religioso el de la adoración que el de la veneración. No se deben confundir los tratamientos, independientemente de la fe o la devoción que cada una sienta por tal o cual santo o reliquia. Cada cosa en su lugar y cada santo en su pedestal.     
E. Marco

EL CENTENARIO



            Los abanilleros tenemos una importante deficiencia en nuestra memoria histórica festera, que es la de no poder fijar con exactitud en el tiempo el origen de la fiesta de la Cruz de Mayo que, en 1850, según el diccionario de Madoz, ya era la festividad que con mayor solemnidad se celebraba en esta villa, con procesión al sitio de Mahoya, con una reliquia o cruz pequeña que piadosamente se dice aparecida, que se baña en la acequia mayor, con gran estrépito de trabucos. Últimamente, vamos recuperando datos y referencias documentadas que nos despejan algunas incógnitas:
* La existencia de la cofradía de la Vera Cruz, desde 1564, lo que a falta de mayor constatación no implica la celebración del 3 de mayo[1].
* La procesión a bañar la Santa Cruz en el agua de la huerta, el 3 de mayo, con soldadesca, al menos desde 1770[2].
* La celebración con toda solemnidad y boato, en 1922, del “Centenario de la aparición de la Santísima Cruz”, con simulacro de batalla de moros y cristianos[3].
            También han llegado hasta nuestros días, a través de la tradición, indocumentadas referencias en forma de leyendas cargadas de fantasía popular que, a veces, rayan en lo inverosímil:
* La más generalizada refiere que en el lugar de Mahoya, junto a la acequia, unos regantes que iban a tomar la tanda del agua, encontraron un estuche de cuero que en su interior contenía pegadas con pez dos astillas de madera cruzadas, supuestas reliquias de la Cruz de Cristo que, presumiblemente, habían dejado allí olvidada unos soldados que estuvieron acampados. Suele adornarse este relato con el añadido de que dicha cruz pudiese haber sido el remate del asta de alguna bandera y que se encontró entre desperdicios y restos de comida. Sitúa la imaginación popular este hecho a finales de la Edad Media o principio de la Moderna; siglos XV y XVI.
* En un folleto editado en el año 1917, redactado por R. Guirao García, con motivo de la inauguración de la carretera de Santomera a la de Fortuna-Yecla, se hace la siguiente descripción referente a la Cruz: “traída por apocalíptica figura en forma de guerrero…que al desvanecerse dejó en el lugar donde apareciera la reliquia misteriosa, objeto de tanta adoración”[4].
* J. Riquelme Salar, en su Historia de Abanilla, dice que según las referencias de sus antepasados, tras la expulsión de los moriscos llevada a cabo en 1631, al entonces alcalde Pedro Lozano, que tenía una heredad en Benical, junto a la acequia, el día 3 de mayo, al anochecer, sobre las ruinas de un morabito, se le apareció una cruz espectral con gran resplandor y, desde esa fecha, el concejo instituyó la celebración de las festividades de la Santa Cruz en mayo y en septiembre[5].
            Volviendo a la realidad histórica documentada, con el fin de dilucidar la incógnita, entre las investigaciones realizadas nos encontramos con otras noticias:
* El artículo 13 de la Ordenanza de 1503, especificaba el precio por la caza de perdigones y otras especies cinegéticas, según se realizara con anterioridad o posterioridad al día de la Santa Cruz. Esta referencia, por sí sola, no es determinante, puesto que era frecuente señalar las distintas actividades cotidianas por el santoral.  
* En las actas concejiles del siglo XVI, hasta ahora encontradas, no se hace ninguna referencia a la celebración de la Cruz de mayo ni de septiembre, aunque sí a otras festividades populares como la de la señora Santa Ana, en 1566.
* En un inventario de la antigua iglesia de San Benito, realizado en 1674, consta que en el altar mayor habían dos relicarios, pero no especifica las reliquias que contenían[6]. En la Historia de Abanilla, de varios autores, editada por la Asociación Cultural Musá Ben Nusayr, en 2008, en la página 333 del tomo I, reseña que en la visita efectuada por frey Sancho de Sandoval a la iglesia de San Benito, en 1719, consta que las dos reliquias que habían en el altar mayor eran: una de San Benito y la otra de las Once Mil Vírgenes[7]. También se reseña en la página 241 del tomo I de este libro, que en 1578 el concejo gastó 12 reales en pólvora para la fiesta de moros y cristianos que se celebró el día de San Roque. 
 * En 1760, en el testamento de Cayetano Asienso de la Cerda y Berdún, consta que encargó se le dijeran 300 misas, entre otros, en el altar de la Santísima Cruz de la iglesia parroquial[8].
* En el siglo XVIII, en el inventario de los bienes de la familia de José Tristán Rocamora, se relaciona que tenía de su propiedad un relicario con un “lignum crucis” y un rosario de Jerusalén[9].
            Retornando a la celebración en 1922 del centenario y visto lo hasta ahora encontrado, no podemos admitir que se trate del primer centenario, pero ¿a qué centenario se referían nuestros antepasados? Retrocediendo en el tiempo y tratando de contrastarlo con algún acontecimiento ocurrido tras cada centuria, las fechas cronológicas son:
* 1822.Queda descartado por constar en el informe de las Hermandades y Cofradías, de 1770, la celebración de la Cruz de Mayo, con procesión a la Huerta, con soldadesca.
* 1722. No disponemos de ningún documento concreto para poder afirmarlo, pero los personajes o cargos festeros que adornan nuestra fiesta (capitanes y pajes), son claramente dieciochescos y la cristianización de la fiesta pagana de “la maya” por la de los mayos fue motivada por el clericalismo español a partir de 1700, potenciando con ello la celebración del 3 de Mayo[10]. En la nueva iglesia de San José, al menos desde 1760, ya consta la existencia del altar de la Stma. Cruz y cuando se especifica lo de “santísima” es porque existía alguna reliquia autentificada, según la disposición que la Santa Sede dio al respecto en 1736, concediéndoles el culto de “LATRIA” a estas reliquias, apostillando con dicho tratamiento de “santísima” la adjetivación de “vera”, por lo que se suprimió esta adjetivación, dada su redundancia gramatical.    
* 1622. Por su proximidad con 1613, año en el que posiblemente se produjo la expulsión de los moriscos abanilleros, tras el decreto de Felipe III, de 1609, y la consiguiente despoblación que se produjo en la Región, pues los últimos en salir fueron los del Valle de Ricote, en1614. De esta villa embarcaron en el puerto de Cartagena más de mil, con lo que sólo quedaron apenas 40 cristianos viejos. Lo anterior dio lugar a la posterior repoblación con gentes de los reinos vecinos, que pudieron traernos la costumbre de celebrar la Cruz de Mayo, creando una leyenda piadosa alrededor de las reliquias de Tierra Santa, a que tan aficionados eran las órdenes militares, en nuestro caso la de Calatrava que, junto con la de Santiago y Montesa, fueron los herederos de la disuelta orden del Temple[11]. Del tomo VI de la “Historia de la Región de Murcia”, sintetizo lo que se reseña respecto a la faceta religiosa en esta época: La religiosidad en nuestra diócesis, desde el comienzo del siglo XVII, se vio favorecida e incrementada por misiones potenciadas por sermones impregnados de fantasías, visiones y relatos que oscurecían el discurso, hasta el punto de que movían a risa, así como la presencia tumultuosa de reliquias y objetos sagrados, réplica de la Iglesia de Roma al protestantismo. Estas reliquias, en las que predominaban las de la Pasión, fueron objetos considerados con poder sagrado, que llevaban la presencia de lo sobrenatural a la vida cotidiana, dentro de una manifiesta ambigüedad en su carácter de mediación. En la ritualidad que envolvía a las reliquias se mezclaba lo mágico con lo religioso. Cada pueblo pidió y obtuvo alguna reliquia, e incluso las familias pudientes, lo que constituyó un auténtico frenesí. Abundó el comercio y la picaresca. Este periodo recibió el nombre de “la reconquista sagrada”, en un intento de encontrar las raíces de la tradición cristiana local. En varias poblaciones se propagaron las noticias de hechos milagrosos tras el rito del baño de enfermos en aguas de acequias, balsas o estanques en los que el 3 de mayo se introducían cruces con reliquias. El fenómeno de los milagros fue creciendo hasta alcanzar proporciones enormes. Las apariciones de Vírgenes, santos o personajes que avisaban de determinados fenómenos tampoco faltaron. Algunas de estas singulares leyendas han sido historiadas y otras han perdurado en la tradición local.
* 1520-1522. Por los hechos que sucedieron tras la rebelión de los comuneros de Castilla y la guerra de las germanías de Valencia, J. Torres Fontes, en el “Señorío de Abanilla”, recoge lo siguiente: “los vecinos de Abanilla se revelaron contra los abusos del comendador don Diego García de Padilla, pusieron sitio al castillo y pretendieron asesinarlo, hasta que fue liberado por tropas llegadas de Murcia. También fue cercado en el castillo de Abanilla, a causa de estos tumultos, Juan Ramírez de Segarra, que tuvo que ser liberado por don Ramón de Rocafull, señor de Albatera”. Entra dentro de lo  posible que en estas confrontaciones pasaran por Abanilla las tropas del marqués de los Vélez, que pusieron fin a la revuelta de Valencia, en mayo de 1522, cabiendo la posibilidad que su regreso a Murcia lo hicieran por aquí.
* 1422. Fue la fecha en que Rodrigo de Avellaneda y Rocafull dio la primera ordenanza a la aljama. En 1420, según A. Merino Álvarez, tuvo lugar la razzia de los adalides de Baza y Guadix, que produjeron estragos en nuestra huerta. En esta época ya había alguna población mudéjar, debido a la predicación de San Vicente Ferrer, en 1411.
* 1322. No se puede considerar para este estudio del centenario la fecha del paso por Favanella del rey de Aragón, Pedro IV El Ceremonioso, por disparidad manifiesta (veintidós años después), dado que en su crónica dice que fue el 9 de diciembre de 1364, coincidente con los relatos castellanos de la época de Pedro I El Cruel[12].
            Haciendo la salvedad de que la lógica, a veces, no sirve de nada, mientras no se encuentran las referencias documentales que lo confirman, la conclusión de este seudo ensayo histórico queda en el siguiente interrogante: ¿Conseguiremos descifrar el enigma del centenario antes de que se cumpla el próximo, que será en el 2022? Particularmente considero que nuestra tradición festera pudo originarse, como mucho, en 1622 y que en1722 fuese cuando se instituyera el protocolo del ritual festero, introduciendo los aditamentos barrocos (la vestimenta de los pajes) que, básicamente, ha llegado hasta nuestros días, con alguna pequeña modificación propia del personalismo y de las épocas, lo que en nada desvirtúa su origen[13]. También entra dentro de lo posible que en 1722 se le diera carácter institucional a esta festividad, que andaba envuelta entre la realidad y la leyenda desde el siglo anterior, tal y como ha sucedido en otros lugares con otras festividades que en un determinado momento, por cuestiones diversas, pasaron a la categoría de fiestas mayores, también llamadas patronales[14]. Esta conclusión se fundamenta en que, hasta la fecha, con anterioridad al siglo XVIII, no se ha encontrado ninguna referencia de reliquia, altar o celebración festiva popular de la Stma. Cruz en nuestra villa, que pueda inducirnos a considerarlo viable. Asimismo, tampoco hay ninguna alusión inequívoca, incluidos los informes de los obispos en sus visitas “ad límina”, a que la ermita de la Huerta (Mahoya), estuviese a la advocación de la Santa Cruz, aunque sí a Santa Ana[15].  Descarto las demás fechas por su acentuada improbabilidad, en base a los razonamientos expuestos y a la documentación histórica encontrada, puntualizando que el hecho constatado de la existencia de la cofradía de la Vera Cruz en nuestra villa, al menos desde 1564, no presupone para nada la celebración de la festividad del 3 de mayo, con visos de popularidad, puesto que estas cofradías se instituyeron en todos los territorios bajo dominio de las órdenes militares y tenían como objetivo fundamental la celebración del Viernes Santo. En algunos lugares también se ocuparon de las celebraciones del 3 de mayo y del 14 de septiembre. Lo de la Cruz de Mayo, como ya se ha referido, se popularizó en nuestro país a partir del siglo XVIII, con “los mayos”[16].   E. Marco      


[1] Investigación efectuada por el autor en la Real Academia de la Historia. Fondos de Salazar y Castro. Se hizo pública en la revista Musá Ben Nusayr nº 5, de 2003, página 66, último párrafo.
[2] Documento consultado por A. L. González Rivera en el Archivo Histórico Nacional: Informe del concejo sobre las Hermandades y Cofradías, emitido en 1770, a requerimiento del conde de Aranda.
[3] Referencia dada por La Verdad de Murcia, el 4 de mayo de 1922. Localizada por G. Rocamora Vives. 
[4] Referencia dada en un folleto propagandístico localizado por Emilio A. Riquelme Gómez
[5] Lo de 1631 debe ser un error, pues según se refiere en la Historia de la Región de Murcia los últimos moriscos expulsados fueron los del Valle de Ricote, en 1614. Posiblemente los moriscos de Abanilla fueron expulsados en 1613. En la página 404 del tomo I de la Historia de Abanilla, de varios autores, editada por Musá Ben Nusayr, en 2008, Pedro Lozano viene relacionado como alcalde solamente en el año 1628.
[6] Abanilla. Historia de su Parroquia. Varios autores. Página 294.
[7] Según algunas indagaciones posteriores a la primitiva interpretación sobre lo de las once mil vírgenes que fueron martirizadas por motivos de fe, cuya inscripción era: O.M.V., puede que se trate de un error y que deba interpretarse, por lógica, como once mujeres vírgenes, entre ellas Santa Úrsula.
[8] Publicado por José Tenza Lajara, en la página 64 del programa de fiestas de 2008
[9] Referencias localizadas por José Tenza Lajara (Pepe el del ciego de Dionisia)
[10] Véase el escrito al respecto, de Al-Rhamiz y E. Marco, en la página 49 del programa de fiestas de 2008.
[11] En los siglos XI y XII, con motivo de Las Cruzadas, se vivió en Europa la “reliquiomanía”. La mayoría de las reliquias fueron de dudosa e increíble veracidad, amen de las descaradas falsificaciones. Creer en la autenticidad de las reliquias no es una cuestión científica ni histológica. Desde el siglo IV, cuando Santa Elena dijo haber ido a Jerusalén a buscarlas, todo está envuelto en la leyenda y la milagrería.
[12] Léase el artículo “Divagaciones históricas”, del autor, en el programa de fiestas de 1979.
[13] Según las directrices emanadas del concilio de Trento (1545-63), respecto a las celebraciones festivas dice: “La celebración de los santos o la visita a las reliquias, no deben verse pervertidas por el pueblo en fiestas ruidosas y alcohólicas, como si aquellas pudieran celebrarse con jolgorio y sin ningún sentido de la decencia”.
[14] En varios documentas hasta ahora encontrados, pertenecientes al primer cuarto del siglo XVIII, no se cita ni relaciona como festividad notoria en Abanilla la de la Santa Cruz, pero sí otras como la Candelaria, San José, San Benito, San Roque, San Ponce, etc.
[15] AHPMU. Protocolo 9.083. Escribano Álvaro de Arroniz. “Diego García de Agustín, en su testamento fechado el 08-06-1596, manda que se dé de sus bienes “a la obra de la señora Santa Ana de la huerta, dos reales…”.  En el protocolo 9.089, del escribano Luis Lozano, otro testamento del 23-04-1596, de Beatriz Ruiz, recoge lo siguiente: “a la señora Santa Ana y obra de la ermita que se hace en la huerta, real y medio”.
[16] En el capítulo VI, página 127, del libro “Abanilla. Historia de su Parroquia”, se recoge el origen de las festividades litúrgicas en honor de la Santa Cruz. La del 14 de septiembre, denominada La Exaltación, coincide con la consagración en Jerusalén de la basílica Anastasia o del Martirio, el 14 de septiembre del año 335. La del 3 de mayo, denominada erróneamente como La Invención o encuentro del “Lignun Crucis” por Santa Elena (fecha no contrastada históricamente), coincide con el hecho acaecido el 3 de mayo del año 629, en que el emperador Heracleo recuperó de los persas el trozo del “Lignun Crucis” que éstos se habían llevado de Jerusalén, cuando en el año 614 fue invadida y saqueada por el general Salborás. A través de las distintas reformas litúrgicas acaecidas en la historia de la Iglesia, en cada momento se le dio la importancia que interesó tanto a una como a otra festividad. Después del concilio Vaticano II, la festividad del 3 de mayo se ha suprimido del misal romano.