viernes, 15 de octubre de 2010

EL PAÑUELO DE LOS PAJES


            Le llamamos pañuelo a una pieza cuadrada de lienzo o tela, con fleco a sin él, que sirve para diversos usos personales, como secarnos el sudor o limpiarnos las narices. Generalmente se distinguen dos tipos de pañuelos para los usos ya referidos: el de bolsillo y el de mano, según el lugar donde se lleve o guarde. En el ámbito militar la prenda antecesora del pañuelo fue un trozo de tela que llevaban los soldados colgada del cinturón y cuyo cometido era para secarse el sudor, limpiarse las manos, la boca y las narices. Los soldados croatas lo llevaban colgado al cuello.
            Lo descrito anteriormente se ciñe al ámbito de las prendas de utilidad práctica, pero en el entorno de los complementos que actualmente forman parte del bien vestir, y que generalmente carecen de utilidad, tenemos el pañuelo decorativo y la corbata. Al pañuelo decorativo se le han introducido labores de bordado (letras, figuras, flores, etc.), y el encaje de bolillos. Con el casamiento de doña Juana la Loca con Felipe el Hermoso, se produjo un importante intercambio de labores de bolillo entre los Paises Bajos y España, a través del ir y venir de la nobleza y los soldados de los Tercios de Flandes; incluso vinieron a la península artesanos que enseñaron e instruyeron en este oficio, asunto que ya he descrito en otras ocasiones, al igual que la influencia socio económica que produjo en nuestro país.
            El pasado 11 de noviembre tuvimos ocasión de ver en nuestra villa, a raíz de la celebración del I simposio de rodelas, pajes y volantes, la exhibición de estos personajes festeros de las distintas poblaciones en las que actualmente se conservan, luciendo en su atuendo decorativos pañuelos de encaje de bolillo, destacándose el que generalmente llevan en sus bastones. Los pajes abanilleros llevan dos: uno en el extremo del bastón y el otro sujeto a la cintura, en el lado izquierdo. Se da la circunstancia que los pañuelos  que han lucido los dos pajes de los capitanes del pasado año 2007, han sido elaborados por sus respectivas madres, que están aprendiendo a hacer encaje de bolillos en la “Asociación abanillera de la artesanía del bolillo”, que ofreció una muestra de sus labores en las fiestas pasadas, el 12 de mayo, dentro de los actos del día de nuestros mayores, invitadas por la Federación de Moros y Cristianos, a la que también asistieron  bolilleras de las cercanas poblaciones de Murcia, Santomera, Zeneta, Bigastro, Elche y  Torrellano.
            El hecho de que nuestros pajes exhiban dos pañuelos puede que se deba a una reminiscencia de las costumbres militares a las que representan, pues el de la cintura correspondería al que usaban los soldados para secarse el sudor y otros menesteres higiénicos y el del bastón como prenda decorativa. Sería un recuerdo singular y bonito que cada paje pudiera conservar, al menos, uno de los pañuelos de encaje que lleva en su indumentaria, debidamente enmarcado, como testimonio de su cargo festero, máxime si ha sido elaborado por algún familiar, amiga o conocida.
            Como anécdota histórica sobre el pañuelo en el ámbito militar, recordaré que entre los pertrechos que llevaban los soldados españoles durante las guerras de África del primer cuarto del pasado siglo XX, figuraba un pañuelo de considerables dimensiones, con los colores rojo y gualda. Además de servir para envolver a modo de atillo los objetos personales, con él se les cubría cuando caían en campaña. Los que regresaron sanos y salvos lo guardaban como testimonio y recuerdo de sus servicios a la Patria, y con él solían engalanar las ventanas o balcones de sus casas en los días de las fiestas mayores. Si hay legajos históricos que no tienen fecha de caducidad uno de ellos puede ser el pañuelo de los pajes, rodelas y volantes, sencillo testimonio de los que en pretéritos tiempos, para bien o para mal, dieron su vida en campaña.

Mª Ángeles Martínez Riquelme
Publicado en el programa de fiestas de 2008      

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